Pablito estaba súper nervioso por una exposición importante en la universidad, y sus compañeros, aprovechando la situación, le jugaron una broma de mal gusto. Le dieron lo que él pensó que eran pastillas relajantes, pero en realidad era Viagra. Sin saberlo, Pablito las aceptó. La profesora
Kari Cachonda, al notar los efectos inesperados de las pastillas, intervino rápidamente en su defensa. Para calmar el momento y recompensar su ‘valentía’ ante tan peculiar situación, le dio un premio especial.