Charlie, de 63 años, no es más que un anciano necesitado de asistencia diaria y de una enfermera que le ayude todos los días a levantarse. ¡O eso es lo que le dice a los servicios sociales! Pero resulta que su enfermera habitual está de vacaciones, así que le mandan a
Mia, una jovencita inexperta de 20 años que encima está en su primer día y no tiene ni la menor idea de lo que tiene que hacer... ¡Justo el tipo de Charlie! Mia está completamente a sus órdenes y ansiosa por hacer todo lo que estipula su contrato. Así que Charlie no pierde la oportunidad de que haga todo lo que quiera, comenzando con hacerle pasar la aspiradora mientras contempla ese cuerpazo de teen, para después pasar a lo mejor del día, la hora del baño: la excusa perfecta para que Charlie empiece a ir arrimando cebolleta. Cuando llega la hora del lavado de polla, ya la tiene como una piedra y Mia no puede evitar asombrarse. Cuando le llega el momento a Charlie de hablarle de su masaje semanal de próstata, la joven sigue sin poder quitar los ojos del rabo de 63 años de Charlie, y todo lo demás viene solo. Al fin y al cabo, ¡Todo estaba en el contrato!