Alejandra Palacios descubre la traición de su novio y, con el corazón destrozado, llora sin consuelo en su departamento. Su vecino, Javier, escucha su sufrimiento y acude a consolarla con dulces palabras y abrazos sinceros. Entre lágrimas y deseo, Alejandra ve la oportunidad perfecta para vengarse y, en un arrebato de pasión, se entrega a él.
Alejandra Palacios hace un tiempo que ha vuelto a casa después de que su marido muriese en extrañas circunstancias, lo peor es que tiene miedo enfermizo de dormir solita, así que se fue a meter a la cama de su hermanastro y pasó lo inevitable.